miércoles, 12 de febrero de 2014

Primero la Soberanía





Primero el alimento. Comer y luego existir. Pero ¿Qué comemos? El mercado trasnacional nos ha llevado a depender de su comida chatarra infestada de preservantes, colorantes, endulzantes, químicos que producen a largo plazo enfermedades. Por eso el primer punto, de los Cinco Puntos Para una Colombia en Paz es la comida. Cultivemos nuestro alimento. Rescatemos nuestras variedades. Sembremos las semillas nativas











martes, 11 de febrero de 2014

Santa Fe



Diego, sos grande. La pancarta de la Aldea de Paz en el Campín nos muestra los colores azul y rojo, en perfecta sincronía. Que reine la paz en los estadios y que el legado de la Aldea de Paz sea la convivencia entre las barras.

lunes, 10 de febrero de 2014

Documental- semillas esclavas (transgénicos)

Revista Pukura

http://www.periodicopukara.com/archivos/pukara-90.pdf

Dueños del suelo (+lista de reproducción)

Agricultores y Ganaderos: ¿si somos tan ricos, por que estamos tan pobres?

Los Cuatro Acuerdos Toltecas (lo recuerdan)

Posición de Alba Luz Pinilla frente a la Salud Mental

Los colombianos somos pacientes de una enfermedad silenciosa y sin doliente en el Estado 
Las noticias que a diario encontramos nos demuestran que no hay decisión política por parte del gobierno de Santos para atender esta enfermedad invisible que nos ataca silenciosamente a los colombianos. 
Realmente falta voluntad política institucional y más información a la opinión pública para que de manera decidida entre a reclamar sus derechos: Alba Luz Pinilla, autora de la Ley 1616, de salud Mental.
A un año de haberse aprobado la Ley 1616, que garantiza el ejercicio pleno del Derecho a la Salud Mental de la población colombiana, los hechos resientes nos demuestran que la intolerancia social aún continúa y que hoy más que nunca es urgente que Colombia ponga en marcha y aplique efectivamente la Ley.
Resulta muy triste saber que un conductor del moderno Sistema Integrado de Tránsito y Transporte, por una crisis nerviosa, choca tres vehículos y deja cinco personas lesionadas; que por no poner música, los clientes asesinan a una tendera en Ciudad Bolívar; que por una diferencia de dos mil pesos, taxista y pasajero se agreden físicamente dejando como resultado la muerte de este último; que un hombre amenaza a sus vecinos públicamente con una pistola, porque le piden bajar el volumen de la música del carro; sin olvidar la cantidad de mujeres atacadas con ácido y las víctimas del postconflicto que surgirán después de las negociaciones de paz.
Hace un año, cuando logramos la aprobación de la Ley 1616 o Ley Esperanza, garantizamos  que el abordaje psicoterapéutico esté incluido en el primer nivel de atención, integrado con el resto de los servicios y articulado con servicios especializados en los otros niveles de complejidad. Garantizamos la calidad de la atención integral a través de la promoción de la Salud Mental, la prevención, el tratamiento y rehabilitación integral de la persona con trastorno mental y la gestión para recuperar su autonomía y la plena vigencia de sus derechos. Aportamos para mejorar la calidad de vida de las personas con trastorno mental y de sus familiares y cuidadores e involucramos la participación de las comunidades, las familias y los usuarios en la gestión de la salud mental, fomentando el autocuidado de la salud mental en la población colombiana como ejercicio de corresponsabilidad con el Estado” dijo Alba Luz Pinilla, Representante a la Cámara y autora de la Ley.
De acuerdo con el último Estudio Nacional de Salud Mental, dos de cada cinco colombianos han sufrido alguna vez en su vida, de un trastorno mental y su atención se constituye en un reto para el sistema de salud en el país.
Nohora Sánchez, directora de la Maestría de Salud Mental Comunitaria de la Universidad El Bosque, indica que los principales problemas que pueden afectar la salud mental de los colombianos son estrés, angustia, exceso de ocupaciones y responsabilidades; falta de descanso, malos hábitos alimenticios, consumo de sustancias tóxicas y falta de ejercicio.
Una investigación reciente del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Unicef y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con 1.681 menores de edad del país, demuestra que además de haber sido víctimas de desplazamiento forzado, secuestro, orfandad, minas antipersona y reclutamiento, los niños que han sufrido los rigores del conflicto armado colombiano tienen que cargar con una serie de problemas emocionales que frustran su libre desarrollo. A lo anterior se suma la calidad de vida de excombatientes reinsertados a la vida civil y  las mujeres viudas cabeza de familia víctimas del desplazamiento forzado.
“Hoy, el ministro de salud continúa  desconociendo la importancia de la salud mental, hecho que ya habíamos demostrado en un debate de control político donde se mostró que institucionalmente el Ministerio de salud no reconoce  la salud mental como una prioridad en la política de salud pública y por tanto, no existe una dirección de salud mental que se encargue de articular los importantes avances legislativos con los que cuenta el país en esta materia”, argumentó Pinilla.
Por lo anterior, continúa la Representante, evidenciamos que las cifras en salud mental son preocupantes, la depresión reconocida como un transtorno mental es, después de los accidentes de tránsito, la enfermedad de mayor carga incapacitante en el país, teniendo en cuenta el aumento en el consumo de sustancias psicoactivas, suicidios, bullying, matoneo, violencia intrafamiliar como detonantes de transtornos de salud mental, sin políticas claras de prevención. Pero sin lugar a dudas, la peor de las enfermedades mentales que ataca a los colombianos es la indiferencia ante la violencia permanente con la que convivimos.

domingo, 9 de febrero de 2014


Consciencia

http://www.noticiascaracol.com/nacion/video-314092-recorra-la-aldea-de-paz-bacata-un-espacio-el-corazon-de-la-plaza-de-bolivar

Carta a cielo abierto


En la Aldea de Paz Bakatá un grupo de ciudadanos, de las muchas tribus urbanas, de todas las localidades, de los proceso sociales, caminantes de la calle y de la vida, hartos del camino que lleva nuestra nación, decidimos actuar y alentamos la historia de un fuego sagrado, encendido por 54 días en el corazón de la capital colombiana. 

Somos aldeanos de por vida y seguiremos en este camino del espíritu, palabra y acción, llevando el mensaje y los fuegos por las veinte localidades de Bogotá y de ahí al resto del país.
Como lo hemos escuchado y vivenciado la sociedad debe retornar al ciclo natural y nuestro ejercicio nos mostró cambios de piel profundos en el ejercicio de vivir. Somos una sola familia en una sola casa: La Madre Tierra. 

Seres que venían de diferentes condiciones fisicas, mentales, emocionales y espirituales como alcoholismo, drogadicción, desplazamiento, enfermedad, indiferencia, depresión, falta de reconocimiento social y familiar nos hemos sanado en el fuego.

Personas de todas las condiciones económicas, procedentes de varios puntos del país, de distintas ideologías y creencias, reunidos como iguales, mirándonos a los ojos, sin distinciones, ni jerarquías, compartimos el alimento. 

Eso es lo que ellos llaman democracia. 

Aunque algunos aún se resistan a creerlo, nuestro ejercicio político está germinando en una nueva conciencia de la gobernanza. Por siglos hemos estado sometidos al mal gobierno, entendido como una dinámica externa a nuestra vida cotidiana, condicionada por desafectos e intereses de personas, colores, partidos políticos y religiones. 

El mal gobierno se legitima de puertas para adentro, en dinámicas excluyentes que conllevan a la confección de leyes pero no de acuerdos. Nuestro primer logro es cocrear un espacio abierto, plural, basado en acuerdos, como se planteó en el origen de las sociedades. Esto demanda un respeto por los acuerdos como el mantenimiento del fuego, la honra de la palabra, el poder de la acción, acuerdos para la convivencia y la construcción de mandatos populares. 

Nos reunimos por un mandato que está contemplado en cinco puntos básicos: Soberanía Alimentaria, Acceso Justo a los Medios, Educación, Salud,y Respeto a la Madre Tierra. Así el poder popular se construye en la unión de la diferencia. Esa es la democracia real. La gobernanza del buen vivir.

La política, al igual que la economía y la educacion, resultan condiciones innatas a la humanidad. Un pueblo consciente, participante de las transformaciones del país, basado en principios de autonomía y autogestión resultan para el mal gobierno una peligrosa mezcla. El buen uso de la política y la economía, como hemos tratado de construir en nuestro ejercicio, llevarán al empoderamiento del bien común y por ende a la construcción de una nueva sociedad. En nuestra dinámica, el liderazgo es un entrenamiento continuo del empoderamiento personal y la consciencia. Desde un trabajo interno a un compartir externo. Todos somos líderes, en la medida que demostramos entregar lo mejor de cada uno en cualquier oficio común. 

Cuestiones tan simples como lavar una olla, ir por leña, si se hacen con amor, entrega y alegría, nos convierten en líderes y en la medida que se cumplan estas pruebas el liderazgo crecerá acompañado de la satisfacción general y despertando esa misma luz a los que rodea. 

El líder positivo teje otros liderazgos y entre más aparezcan líderes más justa y democrática resulta una sociedad. El líder positivo es un ser de luz que ayuda al propósito común. Si es imposible liderar nuestra vida, nuestros vicios, jamás lideraremos ningún proceso. En nuestro ejercicio permanente, los liderazgos se tejen en la palabra, la acción y el espíritu. De esta forma, la práctica del liderazgo plantea la transformación personal, dejar atrás lastres y permitir el crecimiento del ser político, para la construcción del bienestar general.

Sostener la Aldea depende de buscar en nuestro interior el propósito real de permanecer, es un ejercicio de vida, una reflexión cotidiana. Aprovechamos esta oportunidad única para convertirnos en mejores personas, entendamos que la palabra decreta y construye la realidad, quien pone palabra en el fuego de desorden, guerra, eso mismo sembrara en su camino y sus generaciones. Nosotros sembramos un fuego por la paz. Un fuego,corazón de Bakata. luz de Kolombia. 

Nuestro ejercicio continuo es retornar al orden natural, a la protección de los páramos, las semillas, el alimento sano, los animales y pájaros, los bosques y ríos, la vida. Estar ahí junto al fuego, nos hace vibrar en sincronía. Tejernos en redes.  Esto es un ejercicio de voluntades, de minga permanente, de dinámicas que construyen. En este ejercicio prima la economía solidaria, basada en los aportes comunes. 

Somos Uno. Sin elites. Somos Uno, con el indigente, con el cura, el rico, el pobre. Somos uno en Bogotá y en el Planeta Tierra. Entramos en una segunda fase que nos llevará a un trabajo en equipo que estructure y planifique el ejercicio itinerante, pedagogico y alternativo por el cambio hacia un gobierno popular. Asi acercarnos más a todos, tejiendo redes desde las localidades, en las ciudades, llevando el fuego, hablando con la gente, recogiendo ideas, propuestas y mandatos populares para construir una nación más justa que contemple los cinco puntos para la gobernanza del buen vivir. 




miércoles, 5 de febrero de 2014

La carpa roja

La carpa roja la compré en un Carrefour. Costo cincuenta mil pesos y es para la playa. La había usado tres veces antes. La puse en la Plaza de Bolívar el 11 de diciembre. En ella dormí por veinte días. Allí guardé los cuarzos, la chicha, los tabacos, mi ropa, dos colchonetas y una ruana. Revistas y libros. Allí guardé mi esperanza.

La carpa roja tenía por nombre "La Tierra No se Vende". Escogimos con Dennise ese nombre porque el rojo de la tela podría significar la sangre de todas estas personas que han muerto defendiendo su territorio, y la sangre de todos los que estábamos despertando. O simplemente porque nos gustaba la frase.

La carpa roja era mi casa en territorio recuperado, mi casa en la plaza. La carpa roja fue mi manera de decir que estaba cansado de ver todo andar tan mal, y fue la acción correcta en el momento correcto. La carpa roja era una bandera que se plantaba en la plaza de Bolívar.