domingo, 9 de febrero de 2014

Carta a cielo abierto


En la Aldea de Paz Bakatá un grupo de ciudadanos, de las muchas tribus urbanas, de todas las localidades, de los proceso sociales, caminantes de la calle y de la vida, hartos del camino que lleva nuestra nación, decidimos actuar y alentamos la historia de un fuego sagrado, encendido por 54 días en el corazón de la capital colombiana. 

Somos aldeanos de por vida y seguiremos en este camino del espíritu, palabra y acción, llevando el mensaje y los fuegos por las veinte localidades de Bogotá y de ahí al resto del país.
Como lo hemos escuchado y vivenciado la sociedad debe retornar al ciclo natural y nuestro ejercicio nos mostró cambios de piel profundos en el ejercicio de vivir. Somos una sola familia en una sola casa: La Madre Tierra. 

Seres que venían de diferentes condiciones fisicas, mentales, emocionales y espirituales como alcoholismo, drogadicción, desplazamiento, enfermedad, indiferencia, depresión, falta de reconocimiento social y familiar nos hemos sanado en el fuego.

Personas de todas las condiciones económicas, procedentes de varios puntos del país, de distintas ideologías y creencias, reunidos como iguales, mirándonos a los ojos, sin distinciones, ni jerarquías, compartimos el alimento. 

Eso es lo que ellos llaman democracia. 

Aunque algunos aún se resistan a creerlo, nuestro ejercicio político está germinando en una nueva conciencia de la gobernanza. Por siglos hemos estado sometidos al mal gobierno, entendido como una dinámica externa a nuestra vida cotidiana, condicionada por desafectos e intereses de personas, colores, partidos políticos y religiones. 

El mal gobierno se legitima de puertas para adentro, en dinámicas excluyentes que conllevan a la confección de leyes pero no de acuerdos. Nuestro primer logro es cocrear un espacio abierto, plural, basado en acuerdos, como se planteó en el origen de las sociedades. Esto demanda un respeto por los acuerdos como el mantenimiento del fuego, la honra de la palabra, el poder de la acción, acuerdos para la convivencia y la construcción de mandatos populares. 

Nos reunimos por un mandato que está contemplado en cinco puntos básicos: Soberanía Alimentaria, Acceso Justo a los Medios, Educación, Salud,y Respeto a la Madre Tierra. Así el poder popular se construye en la unión de la diferencia. Esa es la democracia real. La gobernanza del buen vivir.

La política, al igual que la economía y la educacion, resultan condiciones innatas a la humanidad. Un pueblo consciente, participante de las transformaciones del país, basado en principios de autonomía y autogestión resultan para el mal gobierno una peligrosa mezcla. El buen uso de la política y la economía, como hemos tratado de construir en nuestro ejercicio, llevarán al empoderamiento del bien común y por ende a la construcción de una nueva sociedad. En nuestra dinámica, el liderazgo es un entrenamiento continuo del empoderamiento personal y la consciencia. Desde un trabajo interno a un compartir externo. Todos somos líderes, en la medida que demostramos entregar lo mejor de cada uno en cualquier oficio común. 

Cuestiones tan simples como lavar una olla, ir por leña, si se hacen con amor, entrega y alegría, nos convierten en líderes y en la medida que se cumplan estas pruebas el liderazgo crecerá acompañado de la satisfacción general y despertando esa misma luz a los que rodea. 

El líder positivo teje otros liderazgos y entre más aparezcan líderes más justa y democrática resulta una sociedad. El líder positivo es un ser de luz que ayuda al propósito común. Si es imposible liderar nuestra vida, nuestros vicios, jamás lideraremos ningún proceso. En nuestro ejercicio permanente, los liderazgos se tejen en la palabra, la acción y el espíritu. De esta forma, la práctica del liderazgo plantea la transformación personal, dejar atrás lastres y permitir el crecimiento del ser político, para la construcción del bienestar general.

Sostener la Aldea depende de buscar en nuestro interior el propósito real de permanecer, es un ejercicio de vida, una reflexión cotidiana. Aprovechamos esta oportunidad única para convertirnos en mejores personas, entendamos que la palabra decreta y construye la realidad, quien pone palabra en el fuego de desorden, guerra, eso mismo sembrara en su camino y sus generaciones. Nosotros sembramos un fuego por la paz. Un fuego,corazón de Bakata. luz de Kolombia. 

Nuestro ejercicio continuo es retornar al orden natural, a la protección de los páramos, las semillas, el alimento sano, los animales y pájaros, los bosques y ríos, la vida. Estar ahí junto al fuego, nos hace vibrar en sincronía. Tejernos en redes.  Esto es un ejercicio de voluntades, de minga permanente, de dinámicas que construyen. En este ejercicio prima la economía solidaria, basada en los aportes comunes. 

Somos Uno. Sin elites. Somos Uno, con el indigente, con el cura, el rico, el pobre. Somos uno en Bogotá y en el Planeta Tierra. Entramos en una segunda fase que nos llevará a un trabajo en equipo que estructure y planifique el ejercicio itinerante, pedagogico y alternativo por el cambio hacia un gobierno popular. Asi acercarnos más a todos, tejiendo redes desde las localidades, en las ciudades, llevando el fuego, hablando con la gente, recogiendo ideas, propuestas y mandatos populares para construir una nación más justa que contemple los cinco puntos para la gobernanza del buen vivir. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario